O el famoso, Fulano me consigue de todo.
Siempre, en cada empresa en la que estuve, tenía proveedores comodines. Cuando desarrollas proveedores (material para otra entrada del blog) buscas el mejor precio, calidad, plazo de entrega, forma de pago; pero que pasa cuando lo que vamos a buscar, ¿no tiene un proveedor exacto? ¿O cuando el monto a comprar no aconseja ingresar uno nuevo a la base? Y, además, es probable que la compra sea de pocos $.
En esos casos, siempre es bueno tener un comodín. Aquel que te puede ayudar a conseguir un pantalón de trabajo muy especial, una cupla galvanizada, unas bolsas de caramelos (para la reunión con clientes) o una crema que solo se usara una vez.
En el rubro industria, es necesario tener proveedores de rodamientos, bombas, válvulas, motores, ropa de trabajo, etc. Pero que pasa, cuando te piden, por ejemplo, ¿un tarro de 20 kg de gel para ecografía? ¿O 10 kg de caramelos sugus, porque vienen visitas? ¿O los famosos regatones, para las sillas? ¿Justifica dar de alta, un proveedor, para una sola compra de $ 30.000 (u$s 30 aprox)?
En ese caso, de nosotros depende la flexibilidad, para demostrarle al cliente interno, todas las ventajas que trae no generar mas burocracia ni tanto papeleo interno (aunque sea virtual).